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El CEO se Entera de Mis Mentiras novel Chapter 231

Capítulo 231

Alberto estaba excitado, las comisuras de sus ojos se habían enrojecido.

Al escuchar las palabras de Raquel, se quedó rígido.

Levantó la mirada hacia Raquel.

Raquel señaló hacia la puerta con la mirada, -Presidente Alberto, ahora tendrás que

reconciliarte con tu estrella Nahia.

Alberto, tan astuto como siempre, lo entendió todo de inmediato. Raquel no estaba intentando seducirlo realmente; estaba actuando para hacerle una escena a Nahia.

La lujuria en sus ojos desapareció al instante, y su mente volvió a la calma. Miró a Raquel con frialdad, ¡Bájate de ahora mismo!

Raquel no perdió tiempo y se apartó rápidamente.

Alberto se levantó y, con su imponente estatura, se plantó frente a la ventana. ¡Esa maldita mujer!

-Dime, ¿por qué me has buscado?

-Presidente Alberto, Laura no cortó el cable de seguridad de la estrella Nahia. Ella está siendo acusada injustamente. Espero que, por favor, considere liberar a Laura -expresó Raquel, dejando claro su propósito.

¿Laura?

¿Su amiga íntima?

Alberto no había prestado atención al accidente de Nahia cayendo del cable de seguridad, por lo que no sabía que tenía algo que ver con Laura.

El secretario Francisco le había informado, pero él había dejado que Nahia se encargara del

asunto.

Resulta que Raquel había venido por su querida amiga.

Alberto giró la cabeza y esbozó una fría sonrisa, -Raquel, ¿me estás pidiendo un favor?

Raquel tembló ligeramente, y por Laura, no tuvo más opción que ceder, -Sí, presidente Alberto, te lo pido.

-Cuando pides algo, debes mostrar sinceridad. ¿Ya decidiste qué ofrecerme a cambio?

La pregunta directa de Alberto dejó a Raquel paralizada.

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Sus ojos se posaron en su figura esbelta, la observó de arriba abajo con tono burlón, siquiera has pensado qué ofrecer, cuando lo decidas, vienes a verme.

Dicho esto, empezó a caminar hacia la salida.

Ni

Sin embargo, Raquel extendió la mano y le sujetó la manga de la camisa, -Presidente Alberto.

Alberto se detuvo, –Raquel, no soy un benefactor. ¿Por qué debería ser indulgente con tu amiga? En realidad, no hay nada en ti que me interese, exceptotu cuerpo.

Esa noche, cuando fue al hospital, ella se negó.

Pero ahora quería ver si ella accedería.

Raquel apretó los dedos. En realidad, no lo entendía. Ya habíadormido con él, pero él la consideraba aburrida, sin gracia, y después de estar con ella, ya no le interesaba.

Si era así, ¿por qué entonces este nuevo requerimiento?

¿Acaso quería volver a estar con ella?

-Presidente Alberto, ¿no temes que Ana y Nahia se enteren?

Alberto mantuvo una expresión indiferente, -Este es nuestro secreto, ¿no dijiste alguna vez esas palabras? Yo te ayudo, me agradeces. Es el juego que misma has establecido.

Raquel no supo qué responder. Lentamente, soltó la manga de la camisa de Alberto.

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