Capítulo 304
Antes, Raquel no le caía bien, pero ahora Ana comenzaba a darse cuenta de que Raquel era realmente muy inteligente.
Tenía que encontrar la manera de enfrentarse a Raquel.
Ana sacó su celular y llamó a doña Sara…
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Raquel regresó al dormitorio de chicas, y Camila también había vuelto.
Raquel preguntó: -Camila, ¿alcanzaste a Héctor?
Camila respondió desanimada: -No lo alcancé, Héctor ni siquiera me hizo caso.
Raquel sonrió con sutileza: -Parece que Héctor no es fácil de conquistar.
-Raquelita, ¿quién dijo que quiero conquistar a Héctor? Solo te estás burlando de mí —dijo Camila, sonrojándose.
Raquel sonrió, pero no siguió con las bromas.
En ese momento, Camila abrazó con fuerza el brazo delgado de Raquel. -Raquelita, esa marca de nacimiento en mi cara… ¿cómo desapareció? Estuve pensando y… ayer me diste una pastilla muy amarga como un dulce… No me mientas, ¿fue esa pastilla, verdad?
Raquel estaba a punto de responder, pero justo entonces se escucharon unos “toc toc“, alguien llamaba a la puerta.
¿Quién sería?
Camila abrió la puerta. Afuera estaba una figura imponente y distinguida. Era Alberto.
-Presidente Alberto, ¿qué hace aquí? Aún no iba a buscarlo. ¡Tenga cuidado con esa tal Ana! Esa mujer es malintencionada y cruel. Si no fuera por Raquelita, ¡me habría matado! —dijo Camila con indignación.
Alberto miró el pequeño rostro ovalado de Camila. La marca de nacimiento había desaparecido. Ahora Camila se veía tan delicada y hermosa como una perla brillante.
Era su prima. Cuando, desde el auto, vio cómo Raquel limpiaba la marca del rostro de Camila, nadie se sorprendió más que
él.
El señor Rodrigo aún no había regresado, pero cuando lo hiciera, toda la familia Guerrero quedaría impactada.
Durante todos estos años, el señor Rodrigo y toda la familia Guerrero del Valle del Río habían
Capítulo 304
buscado una forma de eliminar la marca de nacimiento de Camila, sin éxito.
Y ahora, había desaparecido por completo.
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Alberto apretó los labios y preguntó: -¿Cómo desapareció esa marca de nacimiento en tu cara?
Raquel quiso detener a Camila antes de que hablara, pero Camila respondió de inmediato : Fue porque Raquelita me dio una pastilla muy amarga.
Raquel… todo fue culpa suya por no haber acordado una versión con Camila de antemano.
Al instante, Raquel vio cómo Alberto levantaba la mirada.
Esos ojos suyos, tan agudos como los de un halcón, se posaron sobre ella, analizándola con frialdad y detenimiento.
-Camila, sal un momento -dijo Alberto en voz baja.
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