Capítulo 382
Héctor no dijo nada y se giró para salir.
Una vez más, comenzó a ignorarla.
Camila se interpuso en su camino y le dió la medicina que tenía en la mano, -Esto es para ti.
-¿Qué?
Camila señaló su hombro, que ahora estaba rojizo, -Hoy has cargado tantos sacos de cemento que se te ha enrojecido el hombro, aplícatelo por la mañana y por la noche, y ya no sentirás dolor.
Héctor la miró de reojo, sin decir una palabra.
Camila continuó, -Toma.
Héctor extendió la mano para coger la medicina.
De repente, cogió la medicina y también la mano de Camila, tirando de ella con fuerza, y sin previo aviso, Camila se estrelló contra su pecho.
Camila levantó la vista hacia él, ahora su atractivo rostro estaba muy cerca, recién salido de la ducha, su cabello corto aún húmedo, menos frío que de costumbre, pero con un aire más rebelde.
Camila parpadeó desconcertada, —¿Qué, qué te pasa?
Héctor la observó, su hermoso rostro ovalado y su expresión confusa y adorable, preguntó en voz baja, -¿Qué quieres?
Camila no podía seguir el ritmo de sus pensamientos, no entendía lo que él decía, —¿Querer qué?
En el siguiente segundo, todo se oscureció ante sus ojos, Héctor inclinó la cabeza y besó sus suaves labios rojos.
La mente de Camila hizo -buzz-, y estalló por completo.
Nunca había besado a un hombre, ese era su primer beso, y Héctor se lo había dado de repente.
Con un beso ligero como el roce de una libélula, Héctor se retiró de inmediato, -¿Es esto lo que querías?
Camila se quedó completamente atónita, -¿Qué estás haciendo?
Héctor la miró, -Te agradezco mucho por hoy, no me gusta deberle nada a nadie, ¿es esto lo que querías?
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Ella finalmente entendió su intención, él quería agradecerle por su ayuda, por eso la besó.
Camila se sintió algo molesta, ¿es que él siempre tiene que calcularlo todo tan precisamente, prefiriendo mantener una distancia clara con ella de esta manera?
Camila lo miró, -¿Eso es todo lo que puedes hacer, Héctor?
Él no entendió, —¿Qué?
Camila arqueó sus cejas delicadamente, sus ojos y cejas suavemente expresivos, y preguntó con intención, -¿Sabes besar?
Héctor se quedó atónito por un momento, ¿ella quería besarlo?
-¿Por qué me miras así? Dijiste que querías recompensarme, y hoy has visto, te he ayudado mucho, no puedes simplemente besarme una vez y ya está, Héctor, quiero más.
¡Héctor, quiero más!
Ella dijo estas palabras con una voz caprichosa.
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