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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 138

Capítulo 138

Araceli se inclinó hacia el niño, su voz cargada de falsa preocupación.

-Thiago, no imaginas lo aterradora que fue tu madre ayer. Tras la reacción alérgica, había un médico dispuesto a atenderte de inmediato, pero ella lo impidió con obstinación, empeñándose en buscar ese spray medicinal que supuestamente llevabas.

El pequeño frunció el ceño, genuinamente confundido.

-¿Spray medicinal? Pero si ya no lo tenía conmigo.

Araceli negó suavemente con la cabeza, manipulando cada gesto.

-Tu madre se negaba a creerlo. Insistió en buscar ese spray con desesperación

Sus ojos se humedecieron estratégicamente mientras tomaba la mano del niño, transmitiendo un remordimiento perfectamente calculado.

-Thiago, perdóname. La señorita accidentalmente destruyó ese spraySi tu madre lo descubre, me aborrecerá sin remedio.

-Quizáshasta te prohibiría verme para siempre.

El niño respondió con firme lealtad hacia ella.

-No tiene por qué enterarse. Señora Vargas, no te angusties, guardaré silencio con mamá.

Una sonrisa victoriosa se disfrazó entre lágrimas de cocodrilo.

-Perfecto, entonces será nuestro secreto, ¿verdad?

¿Nuestro secreto?

¿Significa que tampoco puedo decírselo a papá?

Papá también me restringe ciertos alimentos. Si se entera, podría enfadarse con la señora Vargas y evitar que me todas esas delicias.”

Thiago asintió con determinación infantil.

-De acuerdo.

Araceli extendió su dedo meñique con gesto cómplice.

-Sellemos esta promesa: quien la rompa se convierte en cachorro.

El pequeño entrelazó su meñique con el de ella.

-Quien la rompa se convierte en cachorro.

Tras sellar el pacto, Thiago la miró con inquietud.

-Señora Vargas, ¿cómo es eso de que mamá impidió que el médico me atendiera? ¿Qué sucedió exactamente?

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Capitulo 138

La preocupación auténtica atravesaba su expresión infantil.

Araceli adoptó un semblante de fingida vacilación.

-Thiago, ¿realmente deseas conocer los detalles?

El niño asintió con gravedad impropia de su edad.

-Si, necesito saberlo todo.

Ella simuló dudas, alimentando su curiosidad.

-Tal vez deberíamos dejarlo asíAl fin y al cabo, ya es pasado.

Cuanto más resistencia fingía Araceli, más intenso se volvía el deseo de Thiago por conocer la verdad.

-Señora Vargas, por favor, cuénteme qué ocurrió. Se lo suplico.

Araceli miró furtivamente hacia la puerta. Thiago captó el mensaje.

-No se preocupe, tampoco lo comentaré con mis padres.

Un suspiro suave escapó de los labios de Araceli, como quien se rinde ante la insistencia.

-Está bien.

Extrajo su celular y le mostró un video hábilmente editado, donde había eliminado todo contexto favorable a Sabrina, dejando únicamente los fragmentos donde parecía impedir la intervención médica.

La grabación, breve pero devastadora, apenas duró un minuto.

Al terminar, los ojos de Thiago enrojecieron por la conmoción.

Araceli, observando meticulosamente su reacción, susurró con venenosa sutileza.

-Thiago, he escuchado que tu madre discute constantemente con tu padre sobre el divorcio, y mantiene una cercanía sospechosa con ese niño que tanto te hostiga.

-¿No crees que quizás ha dejado de quererte y considera a Romeo como su verdadero hijo?

La furia infantil estalló con violencia.

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