Capítulo 195
Sabrina sostuvo la mirada desafiante de Fabián sin inmutarse, su voz clara y firme resonó en el silencio expectante que los rodeaba.
-¿Y bien? ¿Qué va a hacer, señor Guerrero? Estamos todos esperando.
Entre la multitud congregada se encontraban numerosos empresarios con vínculos comerciales al Grupo Guerrero, así como representantes de familias rivales que observaban la escena con interés apenas disimulado. Fabián, con su imprudencia habitual, había acumulado enemistades a lo largo de los años. Si ahora se retractaba de su palabra, el incidente se propagaría como pólvora, potencialmente comprometiendo la reputación de toda su empresa.
Con desesperación mal disimulada, Fabián buscó la mirada de André, esperando que intercediera a su favor. Sabrina siempre había mostrado deferencia hacia él; una simple palabra suya podría resolver esta humillante situación. Sin embargo, André mantenía su atención fija en Sabrina, sus ojos oscuros e insondables no se desviaron ni un instante hacia
su amigo.
Los músculos faciales de Fabián se contrajeron visiblemente bajo la presión aplastante del momento. Finalmente, doblegándose ante lo inevitable, se arrodilló con un rictus de absoluta humillación.
-Guau… guau guau!
La concurrencia estalló en carcajadas ante el espectáculo patético que ofrecía Fabián. Una vergüenza abrasadora recorrió su cuerpo mientras permanecía de rodillas. Aunque nadie lo había tocado, su rostro ardía como si hubiera recibido una bofetada. Sin necesidad de levantar la vista, podía sentir las miradas burlonas que lo atravesaban desde todos los ángulos.
Daniela, oportunista como siempre, no perdió la ocasión de inmortalizar aquel momento único, capturándolo discretamente con su teléfono. “Veremos si vuelve a meterse con Sabrina después de esto“, pensó con satisfacción.
Araceli observó la escena y desvió la mirada con un gesto de repulsión, sintiendo una vergüenza ajena que se mezclaba con su propia humillación reciente. André, por su parte, mantenía una expresión impenetrable, como si toda aquella situación le resultara completamente indiferente.
Fernanda, incapaz de soportar el triunfo de Sabrina, dejó escapar un resoplido de desdén.
-Qué vulgar se ha vuelto. Gana una vez de pura chiripa y ya anda de soberbia.
-Ni siquiera terminó la prepa. ¿De qué sirve que toque bien el violín? Todos los músicos que valen la pena tienen título universitario.
-Una chica que apenas terminó secundaria… ni siquiera cumple con lo básico. Seguro ni habla bien otro idioma.
A pesar del destacado desempeño de su nuera, la familia Carvalho no mostraba ni un atisbo de
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Capítulo 195
orgullo; al contrario, sus rostros reflejaban un disgusto similar al que se experimenta en un funeral. Aunque las palabras de Fernanda destilaban veneno, contenían un núcleo de verdad incómoda. Por grande que fuera el talento de Sabrina, su limitada educación formal siempre constituiría un punto débil en su trayectoria. Si algún día alcanzaba la fama, este detalle sería constantemente señalado por sus detractores, convirtiéndose en su vulnerabilidad más
expuesta.
Sabrina dirigió su mirada directamente hacia Fernanda.
-No importa el nivel educativo, ganar es ganar. En vez de andar criticando a los demás por puro gusto, deberías enseñarle a tus hijos lo que es ser un buen ejemplo.
Su mirada se desplazó hacia Thiago, que observaba silenciosamente desde un costado.
-Si lo único que Fernanda le enseña a su hijo es a no reconocer el mérito ajeno y morirse de envidia por los logros de otros, entonces el Grupo Carvalho tiene los días contados.
Habiendo conseguido su objetivo, Sabrina ya no encontraba motivos para permanecer en aquel ambiente hostil. Se volvió hacia Daniela con expresión resuelta.
-Ya está todo arreglado, vámonos de aquí.
Justo cuando se disponía a marcharse, Guido, el mismo que minutos antes había solicitado entusiasmado un autógrafo a Araceli, se apresuró a interceptarla.
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