Capítulo 348
Thiago se quedó en silencio, recordando aquella reciente presentación musical.
Mamá y ese chico malo que más detestaba, habían ganado el primer lugar.
Las palabras de Romeo hicieron que la sonrisa de Araceli también se desvaneciera un poco.
Una chispa de frialdad apareció en sus ojos.
Perder ante Sabrina era la mayor vergüenza de su vida.
Rápidamente, volvió a sonreír.
-Después de todo, es una actividad para padres e hijos. Si la señorita Ibáñez puede acompaña a Thiago a la competencia, puedo retirarme.
Antes de que Sabrina pudiera decir algo, Thiago hizo una mueca:
-Señora Vargas, mamá ni siquiera sabe inglés, menos aún alemán.
Daniela no pudo evitar intervenir:
-Thiago, ¿quién dice que tu mamá no sabe idiomas? El nivel de idiomas de tu madre es muy
bueno.
El Conservatorio de Música Santa Victoria, siendo una institución internacional, reúne a
estudiantes de música de todo el mundo, de todos los idiomas.
Si no se es bueno en idiomas, ni siquiera podrías entender las clases, ¿cómo podrías estudiar?
Además, el conservatorio ofrece cursos de varios idiomas.
Sabrina tenía un talento musical altísimo, y frecuentemente viajaba para aprender y participar en diversos intercambios.
Los principales idiomas del mundo no eran un problema para ella.
Para poder comunicarse y aprender mejor, Sabrina incluso había estudiado por sí misma muchos idiomas raros y poco comunes.
Estas cuestiones, tanto para Daniela como para Sabrina, no valían ni la pena mencionarlas.
Daniela ni siquiera se molestó en sacarlo a la luz.
Thiago no lo creía:
-Señorita Daniela, no sigas hablando por mi mamá. Mamá ni siquiera fue a la universidad, ¿cómo podría saber todo eso?
Daniela respondió:
-¿Quién dice que tu mamá no fue a la universidad?
-Mi abuela lo dijo.
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Capitulo 348
Daniela se quedó sin palabras:
-Thiago, no creas lo que dice tu abuela. Tu mamá sí fue a la universidad.
Araceli no pudo contenerse y se echó a reír.
-Señorita Blasco, querer que los niños admiren a uno y crear una imagen admirable de uno mismo frente a ellos, embelleciéndose un poco, es comprensible.
Pero no por envidia a los méritos de los demás, uno debería mentir, ¿verdad?
-¿Envidia a los méritos de los demás? ¿Te envidio a ti?
Daniela miró a Araceli de arriba abajo, con un aire de desdén.
-Tú y Sabrina no tienen comparación alguna, así que no te eches flores, ¿quieres?
Araceli, en lugar de enfadarse por lo que dijo, mostró una sonrisa de comprensión.
-Ustedes dicen lo que quieran.
Dicho eso, bajó la mirada hacia Thiago.
-Thiago, en esta actividad para padres e hijos… ¿por qué no dejas que la señorita Ibáñez te acompañe?
Thiago dudó por un momento, pero al recordar la actitud de su mamá hacia él, se sintió muy
molesto.
-¡No quiero! -levantó su pequeña barbilla-. Ella ya no me quiere, no quiere ser mi mamá, ¡no quiero que me acompañe en la actividad para padres e hijos!
Ya había devuelto la taza de la señora Vargas y se la había dado a mamá, ¡y aun así mamá lo trató de esa manera!
Thiago, con su mentalidad infantil, le costaba aceptar los cambios de actitud de Sabrina.
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