Capítulo 414
La mirada penetrante de André se posó sobre Sabrina, emanando una sensación de presión abrumadora.
-¿No lo sabías?
-Claro que no lo sabía -respondió Sabrina con un semblante tranquilo. ¿Acaso crees que tengo una bola de cristal?
André no detectó en su rostro ni un atisbo de inseguridad.
Si de verdad no estaba al tanto, entonces era una excelente actriz.
-Según mis investigaciones -dijo él con una calma inquietante-, las personas que atacaron el estudio de Araceli son tus seguidores.
-¿Y eso qué?
-¿Acaso no fuiste tú quien dio la orden? -André soltó, sus labios formando una línea delgada. Sabrina sonrió.
-Este tipo de cosas no me cuesta admitirlas. Si lo hice, lo hice; si no, pues no.
Aunque me gustaría hacerlo, también tengo que preparar mi concierto, y no tengo tiempo para perderlo con personas que no importan.
-No importa si lo hiciste o no–replicó André con frialdad-, no perderás con esos dos millones de pesos de compensación.
-¿No perderé? -Sabrina elevó la mirada hacia sus serenos ojos. El concierto está a la vuelta de la esquina, y no solo tengo que buscar un estudio nuevo, sino que también tengo que redecorarlo.
¿El tiempo de ustedes es importante, pero el mío no lo es?
-Échale la culpa a tus fans contestó André en un tono glacial-, ellos fueron quienes destruyeron el estudio de Araceli.
Sabrina comprendió la indirecta de André.
Incluso si no había sido ella, no podía desligarse de la situación.
Eran sus seguidores, y por lo tanto, tenía que asumir la responsabilidad.
Además, la sospecha sobre ella era considerable.
Su enemistad con Araceli era conocida, y tanto André como Fabián habían sido testigos de cómo “intimidaba” a Araceli en su presencia.
Así que vandalizar el estudio de Araceli no era una idea descabellada viniendo de ella.
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Sabrina puso el contrato de vuelta sobre la mesa.
-Si quieres que ceda el estudio, entonces hablemos de la compensación que mencioné antes: cien millones, pago y entrega del edificio al mismo tiempo.
La cara de André se tornó como de piedra.
-Sabrina, tu codicia no tiene límites. Aún estoy dispuesto a compensarte, espero que seas lo suficientemente lista para aceptarlo.
-¿Y si me niego?
André esbozó una sonrisa, pero sus ojos destellaban con un frío implacable.
-Si no me equivoco, el dueño actual de ese estudio es Marcelo, ¿no?
Los ojos de Sabrina cambiaron al instante, miró a André con una creciente desconfianza.
-¿Qué pretendes hacer, André? Si tienes algún problema, enfrénfame a mí.
André fijó su gélida mirada en el tenso rostro de Sabrina, intensificando aún más su frialdad.
Por alguna razón, en ese momento, entendió por qué, aunque Sabrina siempre le había satisfecho en todo, últimamente la encontraba insípida y aburrida.
De repente, André habló:
-Nunca te he visto defenderme como lo haces ahora con Marcelo.
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