Capítulo 584
Jamás imaginó Sabrina que aún seguiría tan aferrada a sus ideas.
-Sabrina, sobre lo de Nicolás…
Antes de que terminara la frase, Martín se aclaró la garganta con suavidad, interrumpiendo a Federico.
-Federico, deja que el pasado se quede atrás. No hace falta seguir hablando de eso.
Martín lucía tan tranquilo, tan sereno, que casi parecía imposible que pudiera alterarse. Se giró hacia Sabrina con una sonrisa cálida.
-Tienes el carácter de tu mamá, fuerte y terca.
Luego, con un gesto amable, añadió:
-Ya basta de platicar de pie, mejor siéntense todos.
Sabrina se acomodó junto a Thiago, que parecía mucho más calmado que antes.
-Thiago, ¿te encuentras bien? -le preguntó en voz baja.
El miedo que antes dominaba el rostro de Thiago ya se había disipado. Él la miró con esos ojos enormes y brillantes.
-Mamá, estoy bien. Solo pensé que otra vez… -hizo una pausa breve, lanzando una mirada a Eva-. Menos mal que la señora Ramos regresó y me explicó todo.
La expresión de Thiago se tornó seria y sus ojos no se apartaron de Sabrina ni por un segundo.
-Mamá, ¿de verdad ellos son mi familia?
Sabrina quiso negarlo, pero la sangre no se podía borrar ni aunque lo deseara con todas sus fuerzas.
Podía decidir no regresar con los Ramos, podía rechazar a esa familia. Pero no tenía derecho a quitarle a Thiago la posibilidad de elegir por sí mismo.
Sin saber qué responder, Sabrina optó por quedarse en silencio.
En ese momento, Eva, que hasta ahora no había dicho ni una palabra, habló por fin.
-Señor Carvalho, lamento mucho no haberle contado la última vez que nos vimos.
André le echó una mirada fugitiva a Sabrina y comprendió enseguida por qué Eva había guardado silencio.
-No pasa nada contestó él con voz seca.
–
Después de su último encuentro, Thiago había abierto el regalo de bienvenida que Eva le había dado. Era algo que fácilmente costaba varios millones de pesos. Aunque Eva no era
precisamente una persona con problemas de dinero, semejante regalo era más que ostentoso.
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Capitulo 584
André, en ese entonces, pensó que Eva solo había sido generosa por la ayuda que él le había prestado antes. Pero ahora, mirando atrás, entendía que había otra razón: Eva seguramente solo quería conocer a Thiago.
Martín intervino:
-Sabrina, sé que no estuvo bien llevarme a Thiago sin avisarles antes, lo reconozco.
Su tono cambió un poco y miró a todos con gravedad.
-Pero si los Carvalho permitieron que yo me lo llevara tan fácil, eso demuestra lo poco que
cuidan al niño.
Hubo un breve silencio y, entonces, Martín soltó la verdadera razón detrás de todo.
-Ya que la familia Carvalho no sabe cómo cuidar a un niño, ¿por qué mejor no dejan que nosotros, los Ramos, nos hagamos cargo de él? Al menos, yo jamás permitiría que alguien común y corriente se lo llevara así como así.
Sabrina lo miró fijamente.
-¿A qué se refiere, Martín?
Sin perder la compostura, Martín tomó su vaso de bebida caliente y le dio un sorbo elegante.
-Nuestra familia Ramos tiene los mejores recursos y relaciones. Si Thiago cuenta con nuestro respaldo, con su talento podría llegar a donde quiera. Sería como un águila que encuentra la montaña perfecta para anidar.
Dicho esto, Martín sacó unos papeles que ya tenía listos y se los entregó a Sabrina.
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