Capitulo 654
Capítulo 654
-¡Vengan todos, escuchen bien! ¡Este tipo, Fidel, es un desagradecido! Ahora que ya tiene plata y fama, quiere mandarme af olvido, como si yo, su novia de toda la vida, no valiera nada.
La mujer alzó la voz, llena de rabia, sin importarle el escándalo que armaba ante todos.
-¡No soy tan fácil de pisotear! ¿Acaso cree que voy a irme sin hacer ruido, como si aquí no hubiera pasado nada? ¡Eso sí que es estar soñando!
Continuó narrando su historia: cómo desde los dieciocho años había estado con Fidel, cómo le cocinaba todos los días y lo cuidaba con esmero, como si de un cuento trágico se tratara. Cada palabra que decía servía para pintar a Fidel como el villano más grande: un tipo sin sentimientos, egoísta y cruel.
Las miradas de los presentes se volvieron cada vez más incómodas y despreciativas hacia Fidel. Nadie soporta a quien engaña y abandona, ni a la persona que busca una nueva pareja sin importar el daño que causa.
Fidel, al ver que la mujer seguía exagerando y que todos comenzaban a juzgarlo, apretó la mandíbula con furia, el ceño fruncido de una manera casi aterradora.
De pronto, perdió el control y la tomó del cuello con fuerza.
-Si sigues diciendo estupideces, ¿crees que no me atrevería a matarte? -soltó, con la voz áspera y la mirada encendida de rabia.
Sabrina, que observaba la escena, reaccionó en un instante. Agarró la tela del mantel y, de un tirón, hizo que platos, vasos y toda la vajilla salieran volando hacia Fidel.
Con una expresión de asombro y repulsión, Sabrina lo encaró.
-¡Fidel, no puedo creer lo que acabo de ver! ¿De verdad eres así de bajo? -le gritó.
Sin pensarlo más, se acercó y le dio una cachetada tan fuerte que el sonido resonó en toda la sala.
-¡Paf!–
El jugo que llevaba en la mano se derramó en el aire, manchándole los dedos.
Fidel, aturdido y sin esperarse semejante reacción, quedó paralizado unos segundos, con la mejilla ardiéndole y el orgullo por el piso.
Su mirada se volvió aún más oscura, como si estuviera a punto de lanzarse sobre Sabrina. Pero justo en ese momento, una figura delgada y con aire decidido se interpuso entre ambos.
-Señor, ¿qué pretende hacer? No me diga que va a levantarle la mano a alguien aquí -lo retó Hache, clavando sus ojos en Fidel.
Sabrina, al reconocer la voz, levantó la vista. Era Hache, quien se había lanzado de lleno al rescate.
Desde un costado, Sebastián alzó la voz con seriedad:
-Mire, Fidel, por más molesto que esté, no tiene derecho a agredir a nadie, mucho menos a una mujer. Además, no puede negar que usted fue quien la embarró. Lo mínimo sería pedirles disculpas a las dos señoritas a quienes engañó.
En ese momento, Jorge también se acercó al grupo, dispuesto a intervenir. Sin embargo, Hache se le adelantó y él solo observó la escena, tenso.
Fabián, ajeno a los problemas de Jorge, no despegaba la vista del espectáculo. Para él, aquello era mejor que cualquier novela de la tele.
Al escuchar que la supuesta novia de Fidel hablaba de una “cita a ciegas“, Fabián sintió que se le iluminaban los ojos. -¡Ah, con que Fidel y Sabrina tuvieron una cita! ¡Eso sí que está bueno! -pensó para sí mismo, casi saboreando el chisme. -Fidel es un loco, solo alguien como Sabrina podría estar con él. La pareja perfecta, sí, señor.
Desde la subasta, todos, incluso Araceli, sabían ya que quien se había peleado con Fidel era Sabrina, aunque a Fabián nadie le había contado nada. Y era mejor así, porque cuando Fabián se enteraba de algo, su imaginación se desbordaba y convertía cualquier historia en un absurdo, dejando a todos incómodos, incluso a Araceli, que no tenía paciencia ni para corregirle.
Capítulo 654
-¿Para qué me desgasto explicándole? -solía pensar Araceli-. Si le aclaro una cosa, se inventa diez más.
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