Capítulo 671
Capítulo 671
André soltó una risa burlona.
-¿Un tipo hecho y derecho, viviendo de venderle su cara bonita a las mujeres para ganarse su cariño? No solo no te da vergüenza, sino que lo cuentas con orgullo, como si fuera un logro. Qué vergüenza, eres la deshonra para los hombres.
Sebastián, lejos de molestarse, lo miró tranquilo.
-Sabrina se fijó en ti solo por tu cara también. Si lo piensas, los dos estamos igual, vivimos de la cara, ¿o me vas a decir que eres mejor que yo?
Sonrió con cierta ironía y continuó:
-Señor Carvalho, deja de poner esa cara de envidia, te ves pésimo. ¿No será que te da rabia que yo soy joven, tengo más energía y le gusto más a Sabrina?
-En vez de perder tu tiempo viniendo a buscarme problemas, deberías preocuparte por hacer ejercicio y cuidar tu cara.
-Porque, aunque logres sacarme de en medio, hay miles y miles de hombres en este mundo.
-¿Vas a querer eliminar a todos los hombres del planeta, señor Carvalho?
André, que despreciaba a alguien como Sebastián, se sintió entre indignado y absurdo ante semejante burla.
Soltó una carcajada seca.
-¿Tan seguro de ti mismo? ¿Sabrina sabe lo descarado que eres?
Sebastián le respondió como si nada.
-Por supuesto que no sabe. Y tampoco pienso que lo sepa.
Le dedicó una sonrisa tranquila.
-Lo mejor de mí es para Sabrina. Lo que no vale la pena, lo reservo para quien no importa.
André había conocido gente arrogante, como Fabián o Fidel, pero ellos al menos tenían con qué respaldarse.
Nunca había visto a alguien tan seguro y descarado como Sebastián.
¿En serio se creía con derecho solo porque pensaba que Sabrina siempre lo iba a proteger?
¿Y encima, un “hombre” necesitando que una mujer lo defendiera? Qué descaro.
La mueca de André era una mezcla de desprecio y amenaza.
-No te creas tan importante. Como tú hay miles, pero el papá de su hijo, hasta ahora, solo soy yo.
-Si Sabrina o yo decidimos que desaparezcas, solo tenemos que decirlo y listo.
Sebastián parecía tener algo más que decir, pero sus orejas se movieron apenas perceptiblemente. Sus ojos brillaron, y cambió el tono de inmediato.
-Señor Carvalho, sé que no soy nadie, solo un don nadie sin poder. Para ti, deshacerte de mí es como aplastar una
hormiga.
-Pero te digo algo: aunque me presiones lo que quieras, jamás me voy a alejar de la señorita Ibáñez, y menos aún la
traicionaría.
-No tengo idea de qué te hice para que me odies tanto, pero también soy una persona con dignidad.
-Puedes despreciarme todo lo que quieras, pero no tienes derecho a pisotear quién soy.
André soltó una risita despectiva.
-¿Dignidad? ¿Con qué cara hablas de dignidad si vives de lo que te dan las mujeres?
-Ya te lo he advertido varias veces: aléjate de Sabrina.
-Si sigues de terco, no me eches la culpa si las cosas se ponen feas.
En ese momento, Sabrina, que había estado escuchando desde fuera, no aguantó más y entró dando pasos firmes.
1/2
21:19)
Comments
The readers' comments on the novel: La Guerra de una Madre Traicionada