Sorprendiendo al Bully novel Chapter 41

Capítulo 41

Keira

-Ah, cariño -dijo Laura mientras se acercaba a mí. Se sentó a mi lado y me abrazó,

simplemente me sostuvo mientras lloraba. No dijo nada, simplemente me abrazó.

Sentí como si estuviéramos en esa posición para siempre. Pronto mis lágrimas comenzaron

a disminuir y a detenerse. Laura se apartó del abrazo, me miró a los ojos y apartó el cabello

de mi rostro.

–

-Respira profundamente y mantenla -me indicó. Así lo hice-. Ahora exhala lentamente.

Hice lo que dijo. ¿Te sientes mejor? -Asentí con la cabeza; tomar esa respiración me ayudó,

tuvo un efecto calmante en mí-. Bien, espero que puedas confiar en mí y contarme lo que

sucedió. No importa qué sea, te ayudaré a superarlo. Si no te sientes cómoda hablando,

puedo buscar a Jamie para ti, pero Keira, cariño, creo que necesitas expresarte. Por favor, no

guardes tus sentimientos dentro -me pidió Laura.

Respiré profundamente, cerré los ojos y luego exhalé lentamente de nuevo.

-Siento que podría hablar contigo -le mencioné.

-Bien -dijo.

-Duele -le confesé.

-¿Qué te duele? -inquirió Laura.

-Ser yo -le respondí.

Laura me envolvió nuevamente en un abrazo.

-Sé que estás sufriendo, lo pude escuchar en tus llantos. Créeme, podemos ayudarte a sanar

el dolor una vez que reveles por qué estás sufriendo. Créeme, te ayudará -dijo.

-Ni siquiera sé por dónde comenzar -le expresé.

-Empieza por cualquier parte, empieza con lo primero que se te venga a la mente -dijo

Laura. Me soltó de su abrazo y comencé a jugar con los shorts que tenía en la mano.

Después de unos minutos, finalmente dije:

-Odio ser fea.

-¿Por qué crees que eres fea? -preguntó Laura.

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Capítulo 41

-Todos me dicen que soy fea. Se burlan de mí por ser gordita. Me molestan porque tengo que usar ropa grande, ya que necesito vestirme en capas para ocultar mi gordura.

Laura tomó mi mano.

-No eres fea. Eres realmente una chica hermosa. No eres gorda, sí, tienes curvas, sí, eres un poco llenita, pero tienes un vientre plano. No tienes forma de manzana ni de pera, tienes una figura de reloj de arena muy atractiva.

-Los chicos se burlan constantemente de mí, sin embargo -le comenté.

-Los chicos son unos idiotas. Mira, ellos no pasan por los cambios que las mujeres atravesamos. ¿Recuerdas cuando eras pequeña y si un niño pequeño te molestaba y te

quitaba uno de tus juguetes? -preguntó Laura.

-Supongo, no estoy segura -le respondí.

-Bueno, a los niños pequeños en realidad les gustaba la niña, simplemente a esa edad no

saben cómo expresarse. ¿Pero sabes qué? -dijo Laura.

-¿Qué? -inquirí.

-Jamás realmente aprenden cómo expresarse cuando se trata de las chicas. Ahora esos

niños pequeños son adolescentes y realmente no nos entienden en absoluto. Piensan que

burlarse de ti es probablemente lindo en sus cabezas, pero nosotras sabemos que no lo es.

Es como si sus cerebros se desarrollaran más lentamente, mucho más lentamente que los

nuestros. -Laura hizo una pausa-. ¿Recuerdas a mi hijo Austin?

-Sí, recuerdo a Austin -le respondí.

-Cuando se estaba yendo, ¿no te preguntó si serías su cita para el baile de graduación? –

preguntó.

-Sí, pero solo estaba siendo amable -le mencioné.

-No, no solo estaba siendo amable, Keira. Lo decía en serio -dijo Laura.

-No sé contesté.

Laura permaneció en silencio y luego me dijo:

-Solo estoy suponiendo aquí, no tienes que decirlo, pero lo más probable es que mi hijo

Adam sea uno de los que se burlan de ti.

Solo la miré, no quería admitir que sí, así que solo miré hacia abajo. Laura suspiró, se levantó

y fue a la cocina.

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Capítulo 41

Volvió con dos vasos pequeños de hielo y un recipiente de té helado. Me entregó el recipiente de té helado y me dijo:

-¿Qué notas en esa botella?

La observé y vi algo que no estaba cuando fue abierta por primera vez.

-Caducó hace tres meses -le mencioné. Laura asintió con la cabeza.

-Ábrela y solo prueba el olor -dijo.

Hice lo que ella pidió y me di cuenta de que esto no era té helado.

-Esto huele a alcohol -le comenté.

-Whisky–dijo Laura. Me quitó la botella y vertió un poco en cada vaso. Después de poner la

botella de té helado en la mesa, recogió los vasos y me entregó uno, sentándose de nuevo.

Solo la miré confundida.

-Los chicos nunca ven lo que tienen delante de sus narices. Tú notaste que la botella estaba

caducada. Esta botella ha estado en esta casa durante seis meses. Ninguna vez los chicos

notaron que era una botella abierta. Ninguna vez en los últimos tres meses notaron que

también estaba caducada. Ha estado a la vista en ese armario, la ven cada vez que la abren.

Ninguna vez la vieron. Ninguna vez la abrieron para ver que no era té helado -dijo Laura.

-Entonces, ¿estás diciendo que soy como este whisky? -pregunté.

-No, estoy diciendo que necesitas una bebida. Acabas de tener tantas cosas sucediendo que

creo que, si alguien necesita una bebida, eres tú. —Laura sonrió, brindó con su vaso y se tomó

el whisky.

Miré la bebida y luego hice lo mismo que hizo ella. Sentí la quemazón al pasar por mi

garganta. Laura me quitó el vaso y lo puso en la mesa junto a ella.

-Los chicos, bueno, los hombres en general, son ajenos a lo obvio que está justo delante de

sus caras. Ese té helado lo demuestra. Los tres de mis hijos han estado en esta casa en los

últimos seis meses. Incluso mi esposo ha estado en esta casa. Los cuatro han recibido

visitas en la casa en los últimos seis meses. El alcohol estuvo justo delante de ellos todo el

tiempo, pero nunca lo notaron. Continuará sentado en el armario en esa botella caducada y

nunca sabrán que lo bueno que les gusta estaba ahí todo el tiempo. Solo está en un paquete

diferente -me dijo Laura.

-¿Qué tiene que ver esa botella conmigo? Estoy confundida -le pregunté.

-Lo bueno siempre viene en un paquete que nunca esperas. A menos que lo examines, lo

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Capítulo 41

abras, lo huelas, hagas lo que necesites hacer para ver que lo que está delante de tus ojos realmente no es lo que parece. Tú, mi querida, eres lo bueno, pero estás oculta en un paquete un poco diferente, pero tu envoltura no es tu cuerpo. Al igual que ese alcohol, estás disimulada -me explicó Laura.

Lentamente, comencé a comprender lo que Laura estaba diciendo.

-Amo a Adam, es mi hijo y haría cualquier cosa por él, pero es un idiota. No lo crie para burlarse de otras personas. No sé por qué lo hizo y no puedo dar una excusa, pero sí sé una

cosa: creo que realmente se arrepiente de haberse burlado de ti me dijo Laura.

-¿Por qué dices que se arrepiente? -le pregunté. Ella suspiró.

-¿Sabes cómo supe que estabas aquí llorando? Adam me vino a buscar y las primeras

palabras que dijo fueron que la cagó. Lo curioso de Adam, bueno, en realidad de todos mis

hijos, es que nunca admiten cuando han hecho algo mal. Es un rasgo genético, creo, en los

hombres Case. Mi esposo nunca admitirá cuando ha hecho algo mal, mis hijos hacen lo

mismo. Lo evaden, se mantienen en silencio, pero nunca dicen las palabras: “Estoy

equivocado“. Adam dijo que la cagó, eso significa que admitió que estaba equivocado -dijo