Capítulo 265
Después del divorcio, Alberto y Raquel no volvieron a tener contacto; esta fue la primera vez que él escuchó algo sobre ella.
Raquel había estado gravemente enferma.
Ana sonrió al instante, mostrando sus labios rojos. En sus ojos se reflejaba una mezcla de orgullo, simpatía y algo de burla. -No me esperaba que Raquel todavía estuviera tan enamorada de Alberto.
Rosa también se burlaba de Raquel. -Con las condiciones de Raquel, jamás encontrará a un hombre como el presidente Alberto. Pensar en eso realmente da pena.
Ana inclinó la cabeza, miró a Alberto y, juguetonamente, le dijo: -Alberto, Raquel está enferma. ¿No vas a llamarla para consolarla, como buen exesposo que eres?
Alberto no mostró casi expresión alguna. Con sus facciones nobles y elegantes, miró a Ana y respondió: -Está bien, la llamaré ahora mismo.
Hizo como si fuera a tomar su celular.
El rostro de Ana cambió de inmediato. ¡Ni se te ocurra!
Alberto sonrió con labios delgados. -Entonces, ¿por qué lo mencionas?
Él estaba bromeando con Ana, en realidad no tenía intención de llamar a Raquel.
Ana se sintió muy feliz y, con los labios rojos, hizo un sonido de desaprobación.
Rosa exclamó rápidamente: -No me aguanto más a los dos, ¿me voy entonces?
Alberto se levantó. -Sigan conversando ustedes.
Y salió dando un paso firme.
-Ana, tú y el presidente Alberto están inseparables, mientras que Raquel ahora está sumida en la completa miseria.
Ana se recostó cómodamente sobre el respaldo de la cama, satisfecha con su decisión de cortar la relación. -Raquel ni siquiera se mira al espejo. Viene del campo, no tiene estudios ni. trabajo, ¡y se atrevió a competir conmigo por Alberto! Yo solo la he puesto en su lugar.
-Ana, sigue así. Apúrate y consigué que el presidente Alberto te case. Abuela ya espera que hagamos una boda conjunta de las dos familias.
Hacer que Alberto se divorciara de Raquel fue solo el primer paso; ahora el siguiente objetivo era lograr que Alberto se casara con ella.
Capitulo 265
212
Aunque Rosa no lo dijera, Ana sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
-Prima, ¿hoy no vino El Invencible?
–
Al mencionar a El Invencible, Rosa se sonrojó de inmediato. El Invencible tiene una operación importante hoy y no pudo venir. Pero tengo una buena noticia para ti. Hace poco, nuestras dos familias juntaron quince millones de dólares estadounidenses y, además, abuela hipotecó la casa ancestral. ¡Ese dinero ya se ha duplicado, nuestra fortuna ahora es el doble!
Ana abrió los ojos sorprendida. -¿De verdad?
-¡Claro que sí! ¿No crees en El Invencible?
-¡Por supuesto que lo creo!¿Cómo podría El Invencible engañarnos?
Ana estaba extremadamente feliz. Ahora todo el patrimonio de la familia Pérez se había duplicado. ¡De verdad, sin Raquel como la estrella de mala suerte, el destino de la familia Pérez había ascendido!
-Prima, ¿cómo va tu relación con El Invencible?
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