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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 208

Capítulo 208

Romeo realmente le temía al agua, pero su padre había buscado ayuda profesional y, gracias a numerosas sesiones con psicólogos, casi había superado aquella fobia que lo atormentaba. El pequeño incluso fantaseaba con pedirle pronto a la señorita Sabrina que le enseñara a nadar, imaginando sus palabras de aliento mientras él se deslizaba por el agua con creciente

confianza.

Thiago, inmóvil en la orilla del lago, observaba a Romeo con mirada ausente mientras en su mente se proyectaban nítidos recuerdos: Romeo cayendo al suelo intencionalmente, fingiendo heridas inexistentes, y el rostro de su madre contorsionado por la preocupación, inclinándose sobre aquel impostor que le robaba su atención.

-¡Bah! -espetó Thiago con desdén-. ¿Quién no sabe hacerse la víctima? Si saltas, yo también salto.

¡Veamos a quién cuida mamá al final!, pensó con determinación.

Impulsado por los celos, Thiago se lanzó también al agua con un chapoteo violento. El impacto con la superficie líquida lo desorientó momentáneamente, y entonces recordó, demasiado tarde, que él sabía nadar perfectamente.

Permaneció quieto, flotando en el mismo lugar, paralizado no por el frío del agua sino por la confusión. La ira que había alimentado su impulsivo acto se disipó súbitamente, como si la frialdad del lago hubiera apagado el fuego de su rabia infantil.

La débil voz de Romeo interrumpió sus pensamientos, devolviendo la atención de Sabrina al otro niño.

-Señorita Sabrina, me siento muy mal.

Sabrina lo envolvió con palabras dulces y reconfortantes:

-Romeo, tranquilo, la ambulancia ya viene.

La pequeña mano de Romeo se aferró con desesperación a la manga de Sabrina, revelando su vulnerabilidad.

-Señorita Sabrina, por favor, no se vaya, ¿? Tengo miedo

Sabrina lo estrechó contra su pecho instintivamente.

-Tranquilo, tía no se va, me quedaré aquí contigo.

El rostro de Romeo se suavizó visiblemente. Un instante después, sus párpados cayeron pesadamente simulando un desmayo.

El semblante de Sabrina se transformó en una máscara de angustia y temor.

Thiago contempló la escena con ojos encendidos de furia: Romeo, aparentemente inconsciente, acunado en los brazos protectores de Sabrina. ¡Ese niño realmente dominaba el arte del engaño! Siempre mostrándose vulnerable para manipular los sentimientos ajenos y

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Capitulo 208

obtener compasión.

La rabia bullía dentro de Thiago, pero se sentía impotente ante las tácticas de Romeo. Observando la magistral actuación de su rival, decidió que no se quedaría atrás: él también fingiría un desmayo.

¿Quién no sabe hacerse el débil? ¡Si te desmayas, yo también me desmayo!, pensó mientras cerraba los ojos y se dejaba caer teatralmente.

El rostro de Sabrina se contrajo en una mueca de pánico al ver que Thiago también perdía el conocimiento. A pesar de su corta edad y aunque sabía nadar, Thiago podría haberse golpeado al caer.

Con Romeo aún en brazos, Sabrina intentaba simultáneamente verificar el estado de Thiago, dividida entre la atención a ambos niños y visiblemente abrumada por la situación.

Afortunadamente, Gabriel regresó en ese preciso momento y tomó a Romeo, liberando a Sabrina para que pudiera atender a Thiago.

Tras examinar rápidamente a su hijo y comprobar que solo se había desmayado, sin heridas graves aparentes, Sabrina exhaló aliviada. Pocos minutos después, el sonido de la sirena anunció la llegada de la ambulancia.

En el hospital, cuando Sabrina descendió de la ambulancia, André ya aguardaba en la entrada. Lo acompañaban Fernanda y Luana Carvalho, con expresiones tensas que presagiaban

tormenta.

Al verla, Fernanda, con los ojos enrojecidos por el llanto y la ira, le gritó furiosa:

-¡Sabrina, ¿cómo te atreves a intentar llevarte a mi nieto?! ¿crees que no te puedo denunciar a la policía?

Sabrina levantó la mirada con evidente fatiga.

-Denúnciame, si quieres.

-¡No creas que no me atrevo! -Fernanda temblaba mientras extraía su celular, genuinamente dispuesta a materializar su amenaza-. ¡Metiendo a una mujer mala como en la cárcel por unos días, seguro te calmas!

Luana se apresuró a intervenir, sujetando el brazo de su madre.

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