Capítulo 321
Daniela salió de la cocina y al ver a los recién llegados, su rostro cambió de inmediato, tensándose visiblemente ante la presencia de los uniformados que flanqueaban la puerta.
-Policías, Sabrina no ha revelado ningún secreto comercial. ¿No se estarán confundiendo?
-Si hay un error o no, eso lo decidiremos nosotros. Ahora, por favor, señorita, colabore con nuestra investigación -respondió el policía con tono autoritario, mientras observaba el interior de la habitación.
Daniela intentó protestar nuevamente, pero Sabrina la contuvo con un gesto sereno que contradecía la seriedad de la situación.
-Entiendo asintió Sabrina hacia el oficial, mostrando una compostura sorprendente. Luego dirigió su mirada hacia Daniela-. No te preocupes, todo estará bien. Recuerda llamar a mi abogado.
La serenidad en el rostro de Sabrina logró apaciguar la ansiedad que comenzaba a apoderarse de Daniela. Efectivamente, necesitaba contactar al abogado de inmediato.
-Además… -Sabrina comenzó a darle instrucciones precisas en voz baja.
Daniela escuchaba cada palabra con una expresión que mezclaba asombro e incredulidad ante lo que oía.
-¿Tenías todo esto planeado desde antes? -preguntó con los ojos muy abiertos, incapaz de ocultar su sorpresa.
Sabrina simplemente asintió, confirmando con ese gesto silencioso lo que Daniela sospechaba. Poco después, los oficiales escoltaron a Sabrina fuera del apartamento.
La detención ocurrió durante la noche. Tras horas de interrogatorio, el amanecer ya despuntaba en el horizonte cuando finalmente concluyeron las preguntas incesantes.
Al terminar el procedimiento, el abogado de Sabrina procedió inmediatamente con los trámites para su liberación bajo fianza. James Lambert había llegado la noche anterior e intentó verla, pero le negaron el acceso alegando que el interrogatorio continuaba. James, quien trabajaba para Gabriel, logró finalmente, después de arduas negociaciones, conseguir la liberación de Sabrina la mañana siguiente.
Sabrina tenía perfectamente claro quién estaba orquestando todo este espectáculo. Apenas puso un pie en el vestíbulo de la comisaría, distinguió dos siluetas familiares que la esperaban. Eran Fabián y Araceli, quienes la observaban con evidente satisfacción.
La noche de interrogatorio había dejado huellas visibles en Sabrina: su rostro mostraba signos de agotamiento y su apariencia carecía del pulcro arreglo habitual. El contraste con Araceli resultaba evidente, pues esta lucía radiante y perfectamente arreglada, como si se hubiera preparado especialmente para la ocasión.
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Fabián, al notar el aspecto desaliñado de Sabrina, soltó un silbido burlón que resonó en el vestíbulo.
-Mira nada más, si es nuestra famosa Alicia. ¿Por qué sales tan temprano de la comisaría? ¿Qué delito cometiste esta vez?
Sabrina los miró fijamente y respondió sin perder la compostura:
-¿No tienen nada mejor que hacer tan temprano que venir a burlarse? En serio, deberían estar durmiendo.
-Están tan pendientes de mí que cualquiera pensaría que están enamorados.
No había necesidad de mantener una fachada cordial entre ellos, después de todo, eran adversarios de larga data.
-¿Quién sería tan tonto para fijarse en alguien que ni terminó la prepa? No me hagas reír -replicó Fabián con un gesto de desprecio-. Vine a avisarte algo. Sabrina, tus días buenos se acabaron a partir de hoy.
-¿No te sentías muy valiente hace unos días? Hasta te atreviste a competir con nosotros en la subasta.
-No creas que por gastar dinero estás protegida. Se me olvidó decirte que la policía ya fue a tu casa a llevarse tus cosas de la subasta.
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