Capítulo 342
Sabrina sonrió y dijo:
-Si sigues comiendo esto por un tiempo, tus problemas de manos y pies fríos se curarán por completo. Después, tía te ayudará a tratar los síntomas de tu estómago y tu bazo. Pero aún eres muy pequeño y tu sistema digestivo no está completamente desarrollado, así que es mejor que evites los postres, las bebidas frías y la comida frita.
Romeo asintió obedientemente.
-Señorita Sabrina, entonces, ¿qué me sugiere que pida para comer?
Sabrina abrió el menú y le señaló algunos platos.
-Estos platillos son bastante adecuados para los niños. ¿Hay alguno que te gustaría probar?
En ese momento, Thiago también estaba sentado al lado de Sabrina. Sin embargo, desde que llegó, Sabrina no le había dirigido ni una sola palabra. En cambio, no paraba de hablar con
Romeo.
Thiago sentía una especie de temor de ser dejado fuera. Recordó cómo solía correr al lado de Araceli cada vez que la veía, hablando sin parar con la señora Vargas y compartiendo las anécdotas del día. Pero con su mamá, apenas tenía ganas de decirle una palabra más.
Los padres de los niños en el jardín de niños al menos habían terminado la universidad. Su mamá ni siquiera había terminado la secundaria. La abuela decía que quizás su mamá ni siquiera conocía las veinticuatro letras del alfabeto inglés. Con una madre así, sentía que no tenía nada en común con él y su papá.
A medida que crecía, Thiago comenzó a entender lo que significaba vergüenza y vanidad. Pasó de depender de su mamá a sentirse avergonzado de ella. En el jardín de niños, nunca se atrevía a mencionar a su mamá con los otros niños o maestros. Cada vez que le preguntaban quién lo recogía, decía que era la niñera.
La abuela decía que uno siempre busca mejorar, y que era normal que los niños admiraran lo que es fuerte o exitoso. Antes de los cinco años, no entendía nada y veía a su mamá como su mundo entero. Después de los cinco, su mamá ya no podía inspirar en él ningún sentimiento de
admiración.
La llegada de la señora Vargas llenó cualquier fantasía que tenía sobre su mamá. No creía que estuviera haciendo nada malo. Pero ver a su mamá tan cercana a otro niño hizo que Thiago sintiera una ira inexplicable. Era como si su juguete favorito hubiera sido robado.
-Yo quiero este, este y este… -la voz de Romeo interrumpió los pensamientos de Thiago.
Thiago giró la cabeza y vio a Romeo sonriendo dulcemente a Sabrina.
-Recuerdo que a la señorita Sabrina también le gustan mucho estos platillos.
Una ligera emoción surgió en el corazón de Sabrina.
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Capítulo 342
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