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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 344

Capítulo 344

Sin embargo, apenas tocó la mano de Romeo, el vaso que Romeo sostenía hizo un ipum!al caer al suelo, rompiéndose en mil pedazos.

Los fragmentos se esparcieron por todo el piso, dejando a todos atónitos.

Solo Gabriel mostró un destello oscuro y profundo en sus ojos.

En ese momento, Romeo finalmente reaccionó y se apresuró a disculparse.

Con una expresión de estar a punto de llorar, dijo:

-Thiago, lo siento, todo es culpa mía, fui muy descuidado

Thiago miró el vaso que había hecho con sus propias manos, ahora roto por Romeo, y la ira lo cegó.

Perdió la compostura de inmediato y señaló a Romeo.

-¡Lo hiciste a propósito! ¡Rompiste a propósito el regalo de cumpleaños que hice para mamá!

Había dedicado mucho tiempo y esfuerzo, quemando un sinnúmero de vasos, para finalmente crear uno sin ninguna imperfección.

Pero ahora, su arduo trabajo había sido destruido.

El corazón de Thiago dolía como si estuviera sangrando.

Romeo mostró una expresión de desconcierto.

-De verdad no fue intencional, Thiago, me malinterpretaste

Con los ojos rojos, Romeo añadió:

-Thiago, de verdad lo siento.

Se agachó, con su pequeño cuerpo, a recoger los pedazos del suelo.

-¡Ah! -gritó cuando un fragmento le cortó el dedo, y la sangre comenzó a fluir por la herida.

-¡Romeo! -exclamó Sabrina, cambiando de expresión y levantándolo rápidamente del suelo.

Romeo bajó la cabeza, con una expresión de haber cometido un error.

-Señorita Sabrina, lo siento, rompí sin querer el vaso que Thiago te regaló.

-Mi cumpleaños ya pasó hace tiempo -dijo Sabrina mientras revisaba la herida en la mano de Romeo-. Si se rompió, se rompió.

Al oír esto, Thiago abrió los ojos de par en par, incrédulo.

Todo lo que le había regalado a su madre, desde un caramelo hasta un dibujo hecho por él, siempre lo había guardado con cariño.

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Capitu

Hubo una vez que su tía se comió un caramelo que él le había dado a su madre, y por primera vez su madre, que siempre era amable y nunca se enfadaba, puso una cara seria.

Su madre siempre valoraba los regalos que él le daba, y si algo se dañaba, por pequeño que fuera, a ella le dolía mucho.

Pero ahora, el vaso que él le había hecho se rompió, y su madre ni siquiera le echó un vistazo; toda su atención estaba en Romeo.

Sabrina dijo:

-Daniela, por favor, pide prestado un botiquín en el restaurante para que podamos desinfectar y vendar la herida de Romeo.

Aunque no era necesario ir al hospital, se debía tratar.

Romeo retiró la mano.

-Señorita Sabrina, estoy bien.

Bajó la cabeza, sintiéndose muy abatido.

-Todo es culpa mía, tan torpe que ni siquiera puedo sostener un vaso.

Sabrina lo consoló:

-No tiene nada que ver contigo

Pero antes de que pudiera terminar, Thiago la interrumpió con su voz enojada.

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