Capítulo 345
-Mamá, señora Vargas tampoco lo hizo a propósito. ¿Por qué siempre piensas lo peor de la gente? Deberías disculparte con la señora Vargas.
La voz fría de Sabrina trajo a Thiago de vuelta a la realidad.
-Thiago, ¿por qué siempre piensas lo peor de Romeo? Hasta donde yo sé, él nunca te ha hecho daño, ¿por qué insistes en atacarlo?
Thiago, visiblemente alterado, respondió:
-¡No, no, no! ¡Él siempre actúa de una manera frente a todos y de otra a mis espaldas! ¡Lo hace a propósito!
En ese momento, Daniela entró con el botiquín de primeros auxilios.
Su expresión era un poco extraña:
-Sabrina, alguien ha llegado.
Sabrina levantó la cabeza y vio a un hombre y una mujer, dos figuras familiares.
Al verlos, Gabriel arqueó una ceja.
-Señor Carvalho, señorita, qué coincidencia encontrarlos aquí.
Araceli sonrió:
vinimos.
-Vinimos a buscar a Thiago. Cuando fuimos al jardín de niños a recogerlo, nos dimos cuenta de que ya se había ido. Revisamos su reloj localizador y lo encontramos aquí, así que No esperábamos…
Araceli miró a Sabrina, dudando antes de continuar:
-Señorita Ibáñez, la próxima vez que quiera llevarse a Thiago, ¿podría avisarnos primero? Así evitamos pensar que algo le pasó.
¿Avisarles primero?
¿Araceli ya se estaba comportando como si fuera la dueña de casa?
Sabrina sintió una leve risa sarcástica por dentro, pero no se molestó en responder a la provocación deliberada de Araceli. Miró a Thiago:
-¿No le dijiste a tu papá que venías aquí?
Thiago bajó la cabeza:
-…No.
S
Sabrina estaba a punto de decir algo cuando Araceli volvió a intervenir con una voz cargada de
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Capitulo 345
insinuaciones.
-Señorita Ibáñez, ¿no me diga que va a alegar de nuevo que Thiago la siguió por su cuenta?
Cualquiera podía entender lo que Araceli estaba diciendo.
André, con una mirada fría, dijo:
-Sabrina, nunca te he impedido ver al niño. No hay necesidad de ser tan sigilosa.
Sabrina permaneció inexpresiva, sin ganas de explicar.
Esto ya había ocurrido demasiadas veces; ya no quería dar explicaciones.
Incluso si lo hacía, André no le creería.
Thiago, al escuchar esto, rápidamente dijo:
-No es que mamá me trajo aquí, yo la seguí por mi cuenta… Quería darle el regalo de cumpleaños a mamá.
André frunció el ceño ligeramente.
La atención de Araceli, sin embargo, se centró en los fragmentos rotos en el suelo.
-Señorita Ibáñez, Thiago me prestó esta taza por un tiempo, pero solo fue un préstamo. Hace unos días dijo que la quería de vuelta, que era su regalo de cumpleaños para usted.
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