Capítulo 400
-Escuché que el asistente decía que el jefe está gastando millones para allanar el camino a su amada comentó Daniela, alzando las cejas ante la noticia.
Era bien sabido que algunos magnates no escatimaban en recursos para impulsar a sus seres queridos en el círculo social. En el medio, tales acciones no eran nada raras.
Sabrina había recibido innumerables solicitudes de este tipo y las había rechazado todas sin dudarlo. Una de las razones por las que no componía para otros era para evitar que usaran su fama para sus propios fines.
-Muchos me han pedido que componga para ellos comentó Sabrina-. Les he ofrecido crear las piezas, pero sin mi nombre “STAR” en los créditos.
Sin embargo, todos los que escuchaban esa propuesta la rechazaban. Esto demostraba que lo que realmente querían no era su música, sino el renombre que venía con ella.
-Por cierto, ¿tú y Marcelo van a tocar alguna de tus composiciones originales en el concierto? -preguntó Daniela, curiosa.
Sabrina asintió con una sonrisa leve.
-Tengo cinco partituras originales listas. Marcelo las va a reestructurar un poco y estarán listas para el concierto.
Daniela la miró con admiración.
-¿Y qué del compositor? ¿Vas a usar tu nombre, STAR?
Sabrina, que había demostrado un talento musical excepcional desde los dieciséis años, negó con la cabeza.
-No, no pienso usar el nombre de STAR.
Daniela reflexionó un momento antes de asentir.
-Tienes razón, usar ese nombre es demasiado llamativo. Tienes demasiados detractores que critican cada movimiento tuyo, listos para magnificar y malinterpretar todo.
En su momento, STAR había alcanzado un nivel de fama casi equivalente a ser un ícono nacional. Y, como era de esperar, junto a los elogios, llegaron las críticas.
La acusaban de ser manipuladora, de jugar con el misterio, de ocultarse. Incluso hubo quienes a tildaron de codiciosa.
Algunos compositores originales, resentidos, alegaban que pagaron millones para que STAR compusiera para ellos, solo para recibir lo que consideraban como “basura“.
Después de la ovación, vino el ataque. Algunos incluso la acusaron de plagio, con meras palabras como evidencia, logrando atraer atención y tráfico en línea.
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La presión fue tal que muchos exigieron que Sabrina saliera a defenderse. Incluso algunos medios oficiales le pidieron respuesta públicamente.
Pero Sabrina no les dio el gusto. Sabía que la verdad siempre sale a la luz. Si tuviera que responder a cada acusación infundada, no tendría tiempo para nada más.
Si realmente hubiera pruebas de que ella era culpable de lo que decían, ya habrían presentado cargos legales en su contra. Pero todo era solo ruido, un intento de ganar notoriedad a costa de su nombre.
Cualquier respuesta suya podría escalar en una guerra de palabras, razón por la cual Sabrina jamás respondió a ninguna de las polémicas en línea. Con el tiempo, los rumores se fueron apagando.
Sabrina había participado en concursos de composición no por fama o dinero, sino porque no soportaba la arrogancia de algunos competidores extranjeros. Nunca se imaginó que eso la catapultaría a la fama.
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