Capítulo 464
-¡Hola, chicas, cuánto tiempo sin vernos!
Yolanda y Daniela siempre habían sido muy extrovertidas y se llevaban de maravilla desde sus días en el Conservatorio de Música Santa Victoria.
Al ver a Daniela, los ojos de Yolanda brillaron y rápidamente le dio un gran abrazo.
-¡Daniela, te he extrañado muchísimo!
Aunque habían pasado muchos años sin verse, no había ni rastro de incomodidad o extrañeza entre ellas.
Estela, quien había estado un poco callada, dudó un momento antes de hablar en voz baja:
-Sabrina, ¿te han contactado los Ramos?
En el grupo, Estela era la que venía de la familia más acomodada. La familia Valdés, a la cual pertenecía, y la familia Ramos tenían un estatus similar y compartían lazos de amistad desde hacía años. Recientemente, los Valdés habían mostrado interés en fortalecer esta relación mediante un matrimonio, queriendo que Estela se casara con Federico, el hermano mayor de
Sabrina.
Sabrina, al escuchar esto, hizo una pausa mientras abría la puerta del carro.
-No, ¿por qué lo preguntas?
Estela respondió en voz baja:
-Escuché que tu hermano dijo que en algún momento los Ramos quieren que regreses con
ellos.
Para Sabrina, el asunto de la familia Ramos ya no tenía ningún impacto emocional, como si escuchara hablar de extraños.
-¿Que me lleven de vuelta? -preguntó Sabrina, sorprendida-. Después de tantos años sin contacto, ¿por qué de repente quieren que regrese?
Estela explicó:
-Recientemente has aparecido varias veces en las noticias locales, y los Ramos se enteraron. El señor Ramos se ha enterado de que no la estás pasando bien y, movido por la compasión, quiere que regreses.
Sabrina se sentó en el carro, diciendo con indiferencia:
-No comparto su camino ni sus ideas.
Estela, captando la profundidad de sus palabras, preguntó:
-Sabrina, ¿no quieres regresar?
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Capítulo 464
Sabrina respondió:
-Regrese o no, realmente no veo la diferencia.
Estela quiso decir algo más, pero al reflexionar, se dio cuenta de que tenía razón.
Sabrina había logrado ingresar al Conservatorio de Música Santa Victoria por sus propios méritos, sin depender de los Ramos. Sus gastos de matrícula y manutención los cubría con becas y lo que ganaba en presentaciones. Además, incluso si no tuviera ese dinero, Sabrina no estaba en una situación económica precaria. Antes de regresar con los Ramos, su madre le había dejado una considerable suma de dinero, suficiente para su vida y estudios.
En realidad, la familia Ramos nunca le había dado ningún apoyo significativo.
Cuando Sabrina regresó con los Ramos, Martín tampoco fue tacaño con ella. Le daban una mensualidad de cien mil al mes para sus gastos personales, y los lujos como ropa, bolsos y carros se consideraban aparte. Pero Sabrina nunca tocó ese dinero.
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