Capítulo 470
Este Araceli, qué falta de cortesía.
El rostro de Estela no mostraba ningún cambio en su sonrisa, y su tono era calmado y sereno, manteniendo la cortesía.
-Lo siento, señorita, esto es un asunto personal y no tengo necesidad de informártelo.
Araceli se quedó un tanto perpleja.
La actitud de Estela seguía siendo amable, pero sus palabras llevaban una afilada indirecta.
-Además, señorita, es muy descortés hacer suposiciones malintencionadas sobre los demás.
El rostro de Araceli mostró un leve cambio.
Al ver a Sabrina, Araceli ya casi había entendido que Estela definitivamente la rechazaría.
En ese momento, una voz masculina, profunda y agradable, resonó en el ambiente.
-Señorita Valdés, Araceli padece una enfermedad terminal. Quizás esta sea su última oportunidad de presentar un concierto. Espero que, por ser excompañeras, puedas hacerle este favor.
André hizo una pausa, su voz sonaba inusualmente sincera.
-Si puedes ayudar, consideraré que me debes un favor. O si tienes alguna condición, también puedes plantearla.
Estela esbozó una ligera sonrisa, sin dejar lugar a fallas en su actitud.
-Lamento mucho lo que atraviesa la señorita, pero ya me comprometí a ayudar a un amigo y no puedo faltar a mi palabra.
Después de todo, la integridad es fundamental en la vida.
De verdad lo siento, señor Carvalho y señorita, deberán buscar a alguien más.
Con estas palabras, Estela cerró todas las puertas a André.
Estela era la señorita Valdés; si llegara a faltar a su palabra, podría afectar la imagen de su familia.
Si por esta razón se perjudicaba a la familia Valdés, nadie podría asumir esa responsabilidad.
Al escuchar esto, Araceli se enfureció aún más con Sabrina por haber intervenido.
Si no fuera por Sabrina, con el prestigio de André, Estela tal vez habría aceptado ser su invitada especial.
Y ella, Araceli, podría haber aprovechado este concierto para hacerse amiga de Estela y entrar al círculo social de la alta sociedad.
Capítulo 470
Llegados a este punto, André no pudo insistir más y solo le quedó buscar otra solución.
-Está cerca la hora del almuerzo, señorita Valdés, ¿por qué no se queda a comer con
nosotros?
André solo la invitó por cortesía, sin esperar que Estela aceptara.
Después de todo, ella acababa de rechazarlos, no tendría sentido querer seguir interactuando con ellos.
Para su sorpresa, Estela, contrariando las expectativas, sonrió y aceptó.
-Gracias, señor Carvalho.
Después de todo, era solo una comida y no comprometía a deber favores.
André llamó al mesero.
Estela tomó el menú y le preguntó a Sabrina, quien estaba sentada a su lado.
-Sabrina, ¿cuáles platillos recomiendas? ¿Cuáles son los más ricos?
Sabrina le sugirió algunos platillos.
Estela eligió dos de entre las recomendaciones de Sabrina.
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