Capítulo 484
Sabrina miró a André con una mirada tan fría y distante como un lago helado.
-André, ya te advertí que mantuvieras a tu “verdadero amor” lejos de mi vista. Si no puedes controlar a ese perro que tienes y lo dejas suelto para que muerda a otros, no te quejes cuando alguien más lo ponga en su lugar.
Sabrina sostuvo la mirada de André, pronunciando cada palabra con cuidado:
-No todos se detienen a considerar al dueño antes de golpear a un perro.
La atmósfera se volvió tensa. Todo sonido pareció desaparecer en ese instante.
Justo cuando André estaba atónito, el grito de Araceli rompió el silencio.
-¡André, ayúdame…!
Ella luchaba desesperadamente en el agua, extendiendo la mano hacia André en la orilla.
-¡André, sálvame…! ¡Rápido, sálvame! ¡No sé nadar!
Fabián reaccionó de inmediato. No le importó la bofetada que Sabrina le había dado, estaba listo para saltar al rescate de Araceli.
Sabrina, viendo a Fabián moverse, le dio una patada en el trasero, lanzándolo también al agua.
Fabián cayó al lago de una manera poco elegante. Se giró con el rostro lleno de vergüenza y enojo.
-¡Sabrina, tú…!
Sin embargo, el grito de auxilio de Araceli volvió a resonar.
-¡Ah! ¡Ayuda! ¡Sálvenme!
Fabián le lanzó a Sabrina una mirada asesina antes de nadar hacia Araceli.
Sabrina observó la escena sin emoción alguna y se dio la vuelta para irse.
De repente, André agarró su muñeca.
-Sabrina, ¿te das cuenta de que Araceli no sabe nadar y además está en mal estado de salud? Lo que hiciste podría matarla.
Sabrina respondió con indiferencia:
-¿Y por qué crees que la empujé? ¿Para jugar a las casitas?
Hizo una pausa antes de continuar:
-Yo no tengo memoria para guardar rencores porque los resuelvo en el momento.
Los ojos de André se oscurecieron.
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Capitulo 484
-Sabrina, eso es intento de homicidio.
Sabrina aplaudió suavemente.
-André, eres tan divertido. Ella sabía que le tengo miedo al agua y aun así me empujó. ¿Eso no es intento de homicidio?
Luego soltó una carcajada:
-El señor Carvalho está tan ciego y enamorado que da pena. Hasta provoca lágrimas en los que lo ven. Lástima que son solo una pareja de amantes clandestinos.
André frunció el ceño.
-Sabrina, ¿puedes dejar de hablar así? Ya te he explicado muchas veces, entre Araceli y yo no hay nada de lo que tú piensas…
-Detente -interrumpió Sabrina con impaciencia.
-Ya estamos divorciados. Lo que ustedes sean, no me importa. Aunque fueran pareja legal, para mí siempre serán una pareja de desvergonzados.
El rostro de André estaba sombrío mientras intentaba mantener la compostura.
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