Capítulo 519
-Sí, ¿cómo no se me ocurrió antes? -murmuró Araceli para sí misma, mientras sus pensamientos giraban en torno a Sabrina.
Sabrina siempre tocaba la misma canción, “La Promesa“, una y otra vez. Araceli sospechaba que Sabrina había dedicado todo su esfuerzo a perfeccionar esa única pieza, imitándola hasta la saciedad.
-¿Cómo es posible que Sabrina, quien ha sido ama de casa durante cinco años, tenga tanto talento musical? -se preguntó Araceli, con una sonrisa escéptica.
Incluso Estela y el resto decían que Sabrina era miembro del Salón de la Fama del Conservatorio de Música Santa Victoria. Araceli se rio con desdén.
-Debe ser por Hernán. ¿Quién se atrevería a rechazar algo viniendo de él? -pensó, convencida de que Sabrina no era tan especial como la pintaban.
Araceli encontró consuelo en sus propias explicaciones, negándose a admitir que Sabrina pudiera ser mejor que ella. Se sintió aliviada al hallar una razón que calmara su inquietud
interna.
Miró a Sebastián, quien parecía sumido en sus pensamientos, tal vez dudando de lo que había escuchado. Araceli sabía que el corazón de Sebastián no estaba con ella, sino con aquella figura en el jardín tocando el violín.
-Si te gusta, puedo componer una nueva versión -dijo Araceli, intentando captar su atención-. O acaso… ¿dudas que fui yo quien tocó esa noche en el jardín?
Sebastián, con una leve sonrisa, contestó:
-Tengo mis sospechas… Después de todo, no tienes el otro pendiente como prueba.
Araceli no tenía el pendiente que Sebastián buscaba. Aunque había varios testigos de que ella estuvo en el jardín esa noche tocando “La Promesa“, algo no cuadraba.
El mundo no era tan caprichoso como para permitir tal coincidencia, pensó Araceli, y su respiración se aceleró.
-No puedo probar que soy la persona que buscas. Si no me crees, entonces… será mejor dejarlo así. Gracias por cuidarme todo este tiempo -dijo Araceli, agachando la cabeza y empezando a alejarse de Sebastián.
-Araceli -dijo Sebastián, deteniéndola con una sonrisa suave-. Solo estaba bromeando. ¿Te lo tomaste en serio?
Araceli ofreció una sonrisa forzada.
-No, solo temo que hayas encontrado a la persona equivocada…
-No hay tal cosa como “equivocación” -replicó Sebastián, sus ojos oscuros brillando con una amenaza helada-. La equivocación sería que me estés engañando.
16.20
Capitulo 519
Su voz era suave, casi cariñosa, pero sus ojos no mostraban ni una pizca de emoción.
-Araceli, ¿sabes cuál es el precio de engañarme?
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