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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 553

Capítulo 553

Sabrina miró a André con una expresión neutral antes de bajar la mirada y subirse al carro.

Iván Silva había conseguido un jeep enorme, con un espacio considerable, y en el maletero se apilaban diecinueve maletas.

Justo cuando Sabrina se disponía a arrancar, Hache, quien había permanecido en silencio, habló de repente.

-Señorita Ibáñez.

Sabrina lo miró.

Hache sonrió levemente.

-Cuídese.

Sabrina asintió, sin dudar más, encendió el carro.

André, Jorge y Hache se quedaron de pie, observando cómo se alejaba.

La figura de Sabrina en el retrovisor se hacía cada vez más pequeña hasta desaparecer por completo.

Sabrina tocó algo en su bolsillo, y sus pupilas temblaron.

Era una pistola.

Pronto calmó su ánimo y se dirigió a su destino.

Unos veinte minutos después, Sabrina llegó a una zona apartada en las afueras de la ciudad.

Frente a ella había una fábrica abandonada, rodeada de abundante vegetación y un terreno complicado, perfecto para esconderse, pero difícil de perseguir a alguien.

El secuestrador había elegido un lugar ingenioso.

Apenas estacionó el carro, su teléfono sonó.

-Baja del carro ahora mismo y deja la llave dentro. Mandaré a alguien a verificar el dinero. Una vez confirmada su autenticidad, decidiremos si liberamos a los rehenes.

Sabrina echó un vistazo al carro detrás de ella.

-De acuerdo, pero también necesito saber si están a salvo.

El secuestrador fue directo.

-Camina hacia la fábrica. Alguien te llevará a verlos.

Sabrina tocó la pistola en su bolsillo, sintiéndose un poco más segura.

-Está bien.

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16:50

Al bajar del carro, se dirigió hacia la fábrica.

Sabía que los hombres de André la seguían de cerca y que el carro tenía un dispositivo de

localización instalado.

Al llegar a la entrada de la fábrica, notó que la puerta estaba entreabierta.

La empujó, y esta emitió un chirrido fuerte y pesado.

Dentro, había varios tipos fornidos custodiando la puerta de un cuarto.

Parecía que ya habían recibido el aviso, pues no se sorprendieron al verla.

Sabrina se acercó y explicó su presencia.

Los vigilantes se hicieron a un lado, permitiéndole entrar sin objeciones.

Sabrina se sorprendió un poco por lo fáciles que fueron las cosas. ¿Habría alguna trampa en el

cuarto?

Un sentido de alerta despertó en su interior.

Sin embargo, al entrar en el cuarto, vio que Araceli y Thiago estaban allí.

Sabrina examinó el lugar, pero no notó nada fuera de lo común.

Al verla, los ojos de Thiago brillaron con esperanza.

-¡Mamá!

Sabrina se apresuró a su lado y con un cuchillo que llevaba, cortó las cuerdas que lo ataban.

Una vez libre, Thiago se lanzó a los brazos de Sabrina, llorando.

Sabrina lo abrazó con ternura, acariciándole la espalda mientras lo consolaba con suavidad.

-Thiago, ¿estos tipos no te lastimaron, verdad?

Thiago negó con la cabeza.

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