Capítulo 619
Rocío preguntó con curiosidad:
-¿Qué pasó?
Al mencionarlo, en los ojos de Nicolás también se asomó un destello de emoción y admiración. -X atravesó directamente entre los dos equipos de carros. ¡Ninguno de ellos logró siquiera
rozar su carro!
Se inclinó hacia adelante, bajando la voz mientras continuaba:
-¿Saben qué fue lo más impactante? Manuel lo persiguió… ¡y ni siquiera así pudo alcanzarlo!
Rocío y Eva eran grandes amigas. Como Eva también era piloto, Rocío tenía cierto conocimiento sobre carreras y no pudo evitar asombrarse.
-¿Manuel no es el número uno de los pilotos profesionales? ¿Hay alguien a quien él no pueda
superar?
Eva, que estaba al lado, le explicó:
-Si fuera una carrera individual, puede que Manuel sí pudiera vencer a X. Pero una competencia individual y una por equipos no son lo mismo. En las carreras por equipos importa la cooperación, no solo quién cruza primero la meta, sino el puntaje total según las posiciones de todos. Así que, aunque Manuel sea un fuera de serie, no puede irse solo desde el principio; tiene que trabajar en equipo.
Una persona sin espíritu de equipo simplemente no sirve para estas competencias.
Nicolás asintió.
que
-Eva tiene razón. Si hablamos de pura técnica, X no es rival para Manuel. Pero después de la carrera se descarriló, Manuel se fue tras él. Aunque parecía que Manuel se había quedado atrás, su habilidad al volante es impresionante. X no podía dejarlo atrás tan fácil, y cuando Manuel estuvo a punto de alcanzarlo, X entró con su carro en la zona urbana.
Rocío se dejó atrapar por la historia.
-¿Y luego qué pasó?
Nicolás continuó:
-X quizá no sea tan bueno como Manuel conduciendo, pero es muy listo. Aprovechó los carros y las calles para perderlo de vista. Manuel lleva años invicto, nunca había perdido con nadie. Aunque X usó el entorno a su favor, al final, perder es perder, no importa la razón.
Hasta Fidel, que había estado escuchando, intervino:
-¿Era algún piloto oculto de esos que nadie conoce?
1/2
14:47
Capitulo b 19
Él también coincidía en que, sin importar las circunstancias, una derrota es una derrota. Los verdaderos cracks nunca buscan pretextos.
Nicolás soltó un suspiro.
-Ni siquiera era un experto. Al parecer, apenas estaba aprendiendo a manejar.
-¿Un novato? -exclamaron Fidel y Rocío al mismo tiempo.
Nicolás asintió.
-El carro que usó era rentado. Y en el registro de alquiler solo aparecía un nombre: X. Nada
más.
Rocío quiso saber más:
-¿Nadie ha visto cómo es X?
Comments
The readers' comments on the novel: La Guerra de una Madre Traicionada