Capítulo 628
Capítulo 628
Fidel apretó los labios, y en su mirada surgió una furia capaz de helar el aire a su alrededor.
Federico arrugó la frente, inquieto.
-Fidel, ¿qué pasó de verdad en ese accidente de carro?
La voz de Fidel sonó tan cortante que se sentía como un filo.
-No lo tengo claro, pero si te aseguro que alguien manipuló el carro.
Federico lo miró de frente.
-¿Crees que Sabrina está involucrada?
Fidel dejó escapar una mueca burlona, una sonrisa torcida que no llegaba a los ojos.
-Cuando el carro se descompuso, Sabrina estaba justo ahí. ¿Tú crees en esas coincidencias? Además… que el freno falló, sí, pero el choque que nos llevó al accidente fue porque Sabrina nos embistió con su carro. Si ella no hubiera hecho eso, Eva no se habría lastimado.
Federico ya había mandado a investigar, pero todavía no había respuestas. Seguía sin entender bien qué había pasado en realidad.
Mientras discutían, Nicolás llegó apresurado con el celular en la mano.
-Ramos, aquí está el video de la cámara del carro de ese momento.
Federico tomó el celular, la cara tan tensa que parecía que iba a romperse.
En la sala médica, el doctor regresó con las radiografías en la mano.
El doctor, sonriendo, se dirigió a Sabrina.
–Señorita Ibáñez, no hay daño en el hueso, tu muñeca está bien. Si usas la pomada como te indiqué, en cuanto baje la hinchazón no tendrás ningún problema.
Hizo una pausa, examinando la venda en la muñeca de Sabrina.
-Pero hoy trata de no mojarte la mano. Tienes unas cortaditas pequeñas, y lo mejor es que no se infecten.
Sabrina asintió, agradecida.
-Muchas gracias, doctor Casado.
El doctor Casado la miró con un suspiro resignado.
-Señorita Ibáñez, eres joven, pero no puedes seguir descuidando así tu salud. En este año, ya estuviste hospitalizada por fiebre, luego por lo del secuestro, y ahora este accidente de carro…
Luego, el doctor giró la mirada hacia André y le lanzó una mirada de reproche.
-¿Y tú? ¿Así cuidas a tu esposa? Se enfermo gravemente y ni te asomaste por el hospital. Cuando la secuestraron y la trajeron aquí para revisarla, tampoco te vi. ¿De verdad crees que el trabajo es más importante que tu esposa? Ya no puedes seguir así
Los ojos de André titilaron, confundidos.
-¿Está diciendo que ella estuvo hospitalizada por fiebre y por lo del secuestro?
El doctor Casado lo miro de arriba abajo, desconcertado.
-Claro que si. Hace unos meses, yo mismo la recibí aquí en el hospital. ¿No to sabías?
André parecia no poder digerirlo. Repitió, como si necesitara confirmarlo una vez más. -¿De verdad la sequestrat Car?
La expresión del doctor se volvió aún más extrafia.
-Joven, si que eres raro. Como médico, tengo que responder por mis pacientes, ¿crees que inventaría algo así? El día que
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