Gabriel volvió a hablar con voz tranquila:
-Pero la protección que te puede ofrecer André siempre será limitada. Si algún día tú y Araceli se enfrentan, no sabemos si André te apoyaría a ti o preferiría a Araceli.
Gabriel sabía que estaba metiendo cizaña con esa frase. No era ningún ingenuo, había notado perfectamente que André tenía la intención de volver con Sabrina. Y no pensaba permitir que André triunfara.
Romeo aún esperaba recibir buenas noticias de su parte,
Además…
Gabriel miró de reojo a Sabrina, con una mirada tan oscura y profunda como la noche. No pensaba dejarle a Sabrina a nadie
más.
Sabrina, al escuchar aquello, asintió con calma. Compartía el mismo sentir
-Tienes razón, no se puede confiar todo a la buena voluntad de André. Y más aún, en cuanto se topa con Araceli, se le olvida cualquier principio.
Gabriel apartó la mirada, como si quisiera decir algo más, pero al final guardó silencio.
Sabrina sonrió y le animó:
-Señor Castillo, si tienes algo que decir, dilo de una vez. No me voy a enojar.
No era común verla a ella con Gabriel tan dubitativo.
Gabriel al fin habló:
-Sabrina, si regresas con la familia Ramos, tanto Fidel como Ulises se lo pensarán dos veces antes de hacerte algo. Los dos han mostrado interés en Eva. Si tú vuelves a ser reconocida como hija de los Ramos, no se atreverían a hacerte daño, Martín jamás permitiría que Eva se casara con alguno de ellos si te lastiman.
-A fin de cuentas, lo de hoy también empezó por Eva. Si no fuera por ella, Fidel no te habría buscado problemas y tampoco habrías tenido ese roce con Ulises. Solo quiero que lo medites bien.
Sabrina no mostró rechazo alguno tras escucharle.
Sabía que Gabriel estaba pensando sinceramente en su bienestar.
En sus ojos apareció un brillo pensativo.
-Sí, lo voy a pensar.
En la mansión junto al mar de la familia Ramos.
Federico y Eva regresaron ya entrada la noche.
Al pasar junto al despacho de Martín, Federico notó que aún había luz encendida adentro.
Se detuvo y tocó la puerta.
La voz de Martín sonó desde dentro.
-Adelante.
Federico abrió la puerta y entró.
-¿Padre, todavía no descansas?
Martín levantó la vista de unos papeles.
-Estoy terminando unos pendientes de la empresa.
Federico frunció ligeramente el ceño.
-¿Es lo de las acciones originales?
Martín soltó un suspiro.
1/2
18:27
Capitulo 641
-Ese asunto siempre ha sido una espina para mí.
Al decir esto, su expresión se endureció.
-Esos veteranos del Grupo Ramos, los que todavía conservan acciones originales, cada vez se sienten con más derecho. Ya no solo se meten en temas de la empresa, ahora hasta quieren opinar en los asuntos de la familia Ramos. ¡Vaya descaro! Seguro creen que pueden quitarme el control del Grupo Ramos.
Comments
The readers' comments on the novel: La Guerra de una Madre Traicionada