-Pero, aunque hayan pasado tantos años, ese grupo de veteranos en la empresa sigue siendo leal a mamá, ni siquiera quieren vender sus acciones originales -dijo Federico, con el ceño fruncido.
Martin soltó un suspiro lleno de nostalgia.
–Esa gente… fueron los que tu madre promovió cuando la empresa estaba en problemas. Le deben todo a ella. Después de tanto tiempo, todavía no la olvidan. Incluso… siguen esperando su regreso.
Esa simple frase dejaba claro cuánto había significado Celeste Ibáñez para todos en la compañía durante los años que la dirigió. Era evidente que ella se había ganado el corazón de todos.
Pero Martin sabía bien que esa espera estaba destinada a ser en vano. Celeste jamás volvería.
Federico guardó silencio unos segundos antes de preguntar:
-Papá, hace rato mencionaste que quieren meterse en nuestros asuntos familiares. ¿A qué te referías?
Martin apretó la mandíbula y su tono se volvió más severo.
-Esos viejos ya perdieron la cabeza. ¡Imaginate! Quieren que Sabrina entre a trabajar en la directiva de Grupo Ramos. Sabrina ni siquiera creció en la familia Ramos, jamás recibió educación de alto nivel, y aun así, ellos insisten con sus ideas anticuadas.
Al decir esto, la molestia se reflejaba en los ojos de Martín.
-Y por si fuera poco, quieren que recupere las acciones de Eva para dárselas a Sabrina. Se aliaron con otros accionistas para presionarme. Dicen que si no dejamos que Sabrina entre la directiva, jamás aceptarán la compra de sus acciones.
Martin soltó una risa cargada de desprecio.
-Mira nada más, ahora resulta que me quieren chantajear. Yo digo que ya se les olvidó quién manda aquí.
A pesar de todo lo que escuchaba, Federico no parecía sorprendido. Mantuvo la calma y miró a su padre.
-Papá, hay algo que acabo de enterarme -dijo, con voz grave.
Martín arqueó una ceja.
-¿De qué se trata?
-El abogado me informó que mamá dejó un testamento antes de morir. Aunque las acciones originales estarán liberadas a fin de año, el derecho de herencia es exclusivo para Sabrina.
El rostro de Martín cambió de inmediato.
-¿Qué dijiste?
-Mamá dejó todas sus acciones originales a Sabrina -repitió Federico, seguro de sus palabras.
Martín no podía creerlo.
-¿Estás seguro, Federico?
-Sí, lo estoy -afirmó, asintiendo.
Martín insistió, con una mezcla de incredulidad y enojo:
-¿Y no les dejó nada a ustedes?
Federico bajó la mirada, presionando los labios.
-Nada.
Martín dejó ver toda su decepción en la mirada.
-¡Vaya forma de ser tan dura! Los abandonó durante años, y ahora ni siquiera les deja nada. Al final, solo quiere que ustedes terminen peleando entre sí. Que me odie a mí, lo entiendo, pero ustedes son sus hijos. ¡Ustedes no son herramientas para su venganza!
Desde la perspectiva de Martín, que Celeste hubiera dejado todo a Sabrina solo podía significar una cosa: quería que Sabrina y los hermanos Ramos se disputaran el puesto de heredero. Y considerando que en Grupo Ramos aún quedaban
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Capitulo 642
muchos empleados leales a Celeste, si Sabrina entraba, no le cabía duda de que la apoyarían.
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