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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 200

Capítulo 200

-A ver, Romeo, dime, ¿qué tiene de bueno tu señora Vargas? -espetó Thiago, con la mandíbula tensa y el ceño fruncido.

-La señora Vargas me compra muchas cosas ricas para comer -replicó con los ojos chispeantes de indignación.

-Oh, claro, hasta te hizo comer tanto que acabaste con alergia -respondió Romeo con una sonrisa sarcástica.

-La señora Vargas me cocina personalmente -insistió Thiago, elevando ligeramente el tono.

-¿Como el tamal de mariscos que casi te manda al hospital otra vez? -contraatacó Romeo, arqueando una ceja con superioridad.

-La señora Vargas toca el violín

-Y perdió vergonzosamente contra la señorita Sabrina -lo interrumpió Romeo con desdén.

Thiago abrió la boca y la cerró varias veces, como pez fuera del agua, incapaz de articular una defensa convincente.

-La señora Vargas tambiéntambién

-También sabe llorar a mares, echarle la culpa a todo el mundo y quedarse con lo que no es suyo. ¡Vaya joya que es tu señora Vargas!

-De paso te agradezco. Si no fuera por tus pésimos gustos, mi papá y yo jamás hubiéramos podido quedarnos con la maravillosa señorita Sabrina.

-Ah, por cierto, se me olvidaba decirte que este fin iremos al parque de diversiones con la señorita Sabrina y mi papá. ¿Te gustaría venir? Ni lo sueñes -se jactó Romeo, saboreando cada palabra mientras observaba la reacción de Thiago.

-Ay, qué delicia se siente haberle quitado la mamá a otro añadió con una sonrisa cargada de malicia.

Los ojos de Thiago centellearon con furia incontrolable mientras se abalanzaba sobre Romeo, listo para estamparle el puño en la cara.

-Si te atreves a ponerme un dedo encima, le diré a la señorita Sabrina para que vengas a pedirme perdón de rodillas -advirtió Romeo sin inmutarse.

-Una disculpa por dejarte la cara morada, me parece un buen trato -respondió Thiago con una sonrisa gélida que no alcanzaba sus ojos.

-Pues atrévete. Golpéame y consigue que la señorita Sabrina venga a consolarme mientras te odia más y más. Me encanta cómo me trata cada vez que me defiendes de ti. Es como si fuera su verdadero hijo -replicó Romeo con una expresión de satisfacción absoluta.

El rostro de Thiago se contrajo en una mueca de dolor apenas contenido. Su mano, preparada

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para el golpe, quedó suspendida en el aire como detenida por una fuerza invisible.

Romeo había perfeccionado el arte de ganar compasión presentándose como una víctima indefensa y vulnerable ante todos. Ahora los maestros y compañeros de la guardería lo adoraban incondicionalmente. Incluso varias niñas, secretamente enamoradas de él, amenazaban a Thiago para que dejara de intimidara Romeo. Sin embargo, antes de la llegada de este intruso, Thiago era el favorito indiscutible de toda la guardería.

Terminado su intercambio, Romeo dio media vuelta dispuesto a marcharse, cuando la voz cortante de Thiago lo detuvo en seco.

-Te la das de muy especial presumiendo lo que mi mamá hace para ti, pero ni siquiera te lo terminas. Lo compartes con todos, igual que yo.

Romeo se detuvo un instante y lo miró por encima del hombro.

-¿Te refieres a esto? -señaló un termo que descansaba no muy lejos de ellos. Este medicinal la señorita Sabrina lo preparó exclusivamente para .

-Le pedí que hiciera una porción extra para que los niños de la guardería pudieran probarlo. Perolamento decirte que no es para ti, ¿te duele?

Con esas palabras, Romeo abandonó por completo su atención hacia Thiago y corrió con una sonrisa radiante hacia el grupo de niños que seguían disputándose los restos de comida.

El fin de semana llegó más rápido de lo esperado.

Thiago se agazapó cerca de la entrada principal del parque de diversiones, escudriñando los alrededores con mirada ansiosa y vigilante.

No podía creer que su mamá realmente fuera a llevar a ese engreído de Romeo al parque de

diversiones.

¡A nunca me llevó!, pensó con amargura.

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