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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 201

Capítulo 201

Era ese niño problemático y su papá. Y tambiénsu mamá. Mamá sostenía la mano de Romeo Castillo, conversando con él ocasionalmente, su rostro iluminado por una sonrisa cálida

y suave. Era completamente diferente al frío y la indiferencia con que lo miraba a él. Thiago Carvalho recordó vagamente que antes, mamá también le sonreía así. ¿Desde cuándo la mirada de mamá hacia él se transformó en pura indiferencia?

Thiago los siguió desde lejos, observando cómo se subían a la rueda de la fortuna, el carrusel y el barco pirata. Incluso fueron a jugar tiro al blanco. Romeo ganó un peluche del dueño y estaba rebosante de alegría. Le entregó su trofeo a Sabrina Ibáñez, quien lo recibió con evidente entusiasmo, levantando el pulgar hacia Romeo, como si celebrara su destacada puntería.

Thiago contempló la escena y un sentimiento de desprecio se apoderó de él.

La abuela tenía razón, mamá realmente no ha visto mucho mundo. No es más que un simple pelucheyo podría ganarlo en cualquier momento¿por qué tanto alboroto?

Este niño problemático solo puede ganar peluches, pero yo puedo ganar hermosas cajas de música de cristal. Si le regalara esa caja de música, seguro que se moriría de felicidad

La voz interior de Thiago se quebró al recordar que la caja de música que ganó ya se la había entregado a la señora Vargas. La señora Vargas simplemente sonrió y le dio las gracias, sin mostrar la desbordante alegría que mamá estaba exhibiendo. Resulta que mamá era tan fácil de complacer. Pero él no solo le había dado su trofeo a la señora Vargas. También le había entregado el regalo de cumpleaños de mamá a ella. Pensando en esto, un sentimiento de arrepentimiento inexplicable inundó el corazón de Thiago. Él también anhelaba ver a mamá sonriéndole así.

Thiago continuó siguiendo a Sabrina y los otros dos. Con su mirada penetrante, notó que comprar agua, alimentos y cargar las pertenencias eran tareas exclusivas del señor Castillo. Mamá y ese niño problemático simplemente se sentaban en la banca conversando y riendo mientras esperaban al señor Castillo. Sin embargo, cada vez que mamá salía con él, papá y la señora Vargas, era mamá quien asumía el papel del señor Castillo.

Cuando salían con ellos, mamá siempre terminaba empapada en sudor y jamás una sonrisa luminaba su rostro. Ella invariablemente lo interrumpía cuando él estaba más feliz, advirtiéndole que no podía comer esto o aquello. Una cosa no se podía hacer, otra no se podía tocar. Era simplemente exasperante.

Sin embargo, Thiago observó que cada vez que mamá le recordaba algo a Romeo, él jamás mostraba signos de impaciencia.

-Señorita Sabrina, lo sé, la próxima vez tendré más cuidado.

Cuando mamá le recordaba a Romeo que no debía comer comida chatarra, aunque Romeo parecía ligeramente desilusionado, seguía asintiendo con la cabeza.

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14:53

Está bien, comere cuando me recupereSeñorita Sabrina, esta noche quiero comer las galletas de piña que haces.

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