Capítulo 617
Hasta hace poco, Daniela y Marcelo aún se sentían inconformes.
En el fondo, estaban de parte de Sabrina, incluso estaban dispuestos a juntar cien millones de pesos para apoyarla y darle una lección a quienes la habían menospreciado.
Pero gastar trescientos millones solo para comprar un cuadro…
Decir que era una locura era poco; habría que estar completamente fuera de sí para hacerlo.
Dejar que Fidel y los suyos gastaran trescientos millones para quedarse con esa pintura era, por mucho, la mejor manera de desquitarse.
Justo cuando todos pensaban que la subasta estaba a punto de cerrarse con ese precio, una voz inesperada retumbó desde una esquina del salón.
-¡Quinientos millones!
Todas las miradas, atónitas, se giraron al mismo tiempo hacia quien había levantado el cartel.
El que acababa de ofertar era un joven de veintitantos años, apariencia común, nada sobresaliente a simple vista.
El presentador, algo nervioso, preguntó tartamudeando:
-Señor, ¿está seguro…? ¿No se ha equivocado al dar la cifra?
El joven sonrió con calma.
-Mi jefe está encaprichado con este cuadro, me pidió que, cueste lo que cueste, lo consiga.
Dirigió la mirada hacia donde estaba Fidel.
-¿Señor Castaño, desea subir la oferta?
Fidel era capaz de tirar la casa por la ventana por Eva.
Al final, si algo le sobraba, era dinero.
Pero ofertar trescientos millones ya era su límite.
Gastar más de quinientos millones por una pintura así…
No estaba tan loco.
Fidel no pensaba seguir pujando.
-Si tu jefe aprecia tanto esta obra, no quiero arrebatársela.
Cualquiera que pudiera ofrecer tal cantidad por un cuadro como ese definitivamente tenía un respaldo familiar tan fuerte como el de los Castaño.
Fidel preguntó, intrigado:
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-¿Puedo saber quién es tu jefe?
El joven esbozó una sonrisa y, con cortesía, rechazó la pregunta.
-Perdón, señor Castaño, pero la identidad de mi jefe no es algo que pueda divulgar.
Ante esa negativa, Fidel no insistió.
Al final, la pintura de Sabrina, titulada “Noche Estrellada“, fue vendida a ese misterioso comprador por quinientos millones.
Después subastaron algunas pinturas antiguas con cierto valor para coleccionistas.
Pero, para desgracia de los organizadores, ya nadie prestaba atención; todos estaban intrigados por el misterioso señor que había comprado el cuadro.
Los precios de las siguientes piezas ni siquiera se acercaron a lo esperado.
La subasta terminó envuelta en un ambiente extraño, como si todos tuvieran algo en la cabeza que no podían soltar.
Al salir del salón, Sabrina y su grupo se toparon de frente con Fidel y los suyos.
Al verla, Fidel le dedicó una sonrisa ambigua, entre burla y desafío.
-Sabrina, sí que sabes jugar tus cartas.
Los escándalos de Fidel ya se habían regado por todo el evento, así que ella estaba al tanto de todo lo que se decía.
Sabrina comprendía perfectamente que Fidel le estaba echando toda la culpa de lo que había pasado.
Pero eso no le importaba. Le devolvió una sonrisa serena.
-Gracias por el cumplido.
Fidel la miró como si la estuviera condenando con la mirada.
-No creas que porque el viejo te protege, yo no puedo hacer nada contra ti.
Vas a pagar por cada cosa que hiciste hoy.
Sabrina lo encaró sin titubear.
-Perfecto, aquí estaré esperando.
Como no tenía caso seguir discutiendo, Sabrina hizo una seña a Daniela y los demás para que se marcharan con ella.
Después de que Sabrina se fue, Rocío se acercó a Eva y le preguntó:
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